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De la parte Berlanga

Aérea de Barcones

Aérea de Arenillas

Aérea de Lumías

Aérea de Alaló

Y también unas fotos a pie de campo, de Albert Antón Muñoz, hijo de la emigración pero con vínculos bien cohesionados. El comentario bajo las fotos también es suyo:

Iglesia Parroquial de Alaló (Santos Justo y Pastor). En una de las fachadas figura la fecha de 1700, pero tiene algunos elementos antiguos anteriores, parece que fue reconstruída en esa fecha aprovechando una construcción anterior. Ermita de la Virgen de la Soledad, entrando en el pueblo por la carretera desde Berlanga

La fuente del pueblo (actualmente casi en desuso, sólo llevan a las ovejas)

Aérea de Abanco

Aérea de Brías

Aérea de Morales

Aguilera, Hortezuela y La Estación

Aérea de Bayubas de Abajo

Aérea de Bayubas de Arriba

Aérea de Rebollo

Aérea de Fuentetovar

Libros sobre Berlanga (2)

LA LEYENDA DE SAN BAUDELIO. Agustín Escolano Benito. Ceince. Junta de Castilla. Fundación Sánchez Ruipérez. 2010. Edición bilingüe español-inglés

Nuestro vecino Agustín Escolano, catedrático de pedagogía e impulsor del Ceince (Centro internacional de la cultura escolar) ha publicado recientemente un libro para chicos y grandes que narra una nueva leyenda de San Baudelio: el viaje de dos niños con la misión de fundir en una sus dos religiones en una colina cercana a Casillas, expuesta a todos los vientos.Hermoso sueño que se plasma en la mestiza arquitectura de la ermita y en las bellas palabras del final del libro: "Después de todo, solo importa saber que todos amanecemos bajo el mismo Sol y somos acunados en la noche por el mismo vértigo de las estrellas"

El autor publicó tambien hace unos años, una completa obra sobre las peripecias y desventuras de la ermita de San Baudelio, con buenas fotografías y toda la información necesaria para adentrarnos en los misterios de este lugar lleno de magia.

SAN BAUDELIO DE BERLANGA, GUIA Y COMPLEMENTARIOS. Agustín Escolano Benito. Necodisne Ediciones. 2003

La Cueva de la Reina Mora

La Cueva de la Reina Mora y la del Cerro de Las Arribas se encuentran una frente a otra en el confín de los términos de Abanco y Sauquillo de Paredes, arroyo de la Peña de por medio, a una altitud de 1.260 y 1.250 metros.

El nombre de la primera es evocador de leyendas propias del solsticio de verano, en las que una princesa aparece fugazmente en el amanecer de la noche de San Juan, peinándose sus largos cabellos. Los afortunados espectadores, que habrían pasado la noche en la cueva de Abanco, encendiendo hogueras, bailando y bebiendo cerveza e hidromiel, tendrán grabado en sus retinas el espectáculo único e irrepetible, hasta el próximo solsticio.

Estas dos cuevas fueron estudiadas en 1912, descubriéndose restos de enterramientos de la Edad del Cobre, muchos fragmentos de cerámica y un hacha de aquel metal. Otra cueva más hay en el paraje cercano de Valdeabejas, un asentamiento de la 1ª Edad del hierro, situado en un cerro a 1.244 m. de altitud, que ocupaba una hectarea de terreno, y que fue explorada por el padre Saturio González.

 

Para llegar hasta las cuevas hay que coger el camino rural de Abanco a Sauquillo, hasta donde se juntan los dos términos. Una vez allí, se puede visitar la atalaya de Abanco, o llegar hasta El Hocino, donde se encuentra el Mojoncillo y diferentes construcciones pastoriles. Todo ello a una altitud media de 1250 m. que proporcionan unas vistas extraordinarias.

Se informa del hallazgo de las cuevas en dos artículos fechados el 26 de octubre y el 12 de diciembre de 1912 en El Avisador Numantino. Las fotos son de Axinio.

Paredes Albas (2)

Paredes Albas (2)

Lo que dice Bedoya del Convento de Paredes Albas:

El quinto marqués, sesto duque y séptimo condestable D. Bernardino, segundando los deseos e inspiraciones del gran condestable D. Juan su padre, fundó en 1636 a media legua corta de la villa, por el camino de Madrid, un convento de buena fábrica titulado de Paredes albas por una imagen de la santísima Virgen del mismo nombre que se veneraba en su iglesia. Era de franciscanos observantes de la provincia de la Concepción o de Valladolid; y el fundador se previno con todas las licencias necesarias y el consentimiento de los interesados. La villa dio su asenso por escritura de 6 de febrero de 1632: la diputación de cortes el suyo por testimonio de su secretario Rafael Cornejo en 20 de noviembre del dicho 1632. El prelado diocesano que lo era el Ilmo. y Rmo. Sr. D. Fr. Pedro González de Mendoza de la misma orden, hijo de los principes de Eboli y rebiznieto del célebre cardenal del mismo nombre, prestó su consentimiento y licencia en forma en 26 de diciembre del mismo año; y el cabildo de la Colegiata, después de allanadas ciertas dificultades, concino tambien por escritura de 28 de febrero de 1636. En su consecuencia se despachó la real provisión en 7 de noviembre de 1636. Había admitido ya la fundación el vicario general de la congregación de San Pablo en 23 de abril de 1633.

Autorizado de esta forma el condestable Don Bernardino Fernández de Velasco, hizo construir de buena cantería el edificio del convento e iglesia que trazó José de Benavente, maestro de obras de Madrid. Puso órgano y libros cantorales en el coro, adornó la iglesia, proveyó la sacristía de ropas y amuebló las celdas y oficinas de ropas y todos los utensilios necesarios, de que se conserva una lista muy circunstanciada. En este estado otorgó su testamento y escritura de fundación en Segovia, a 19 de agosto de 1636, cosignando para ella quince mil ducados en tres años (a cinco mil en cada uno) o más a juicio de sus testamentarios, si no la acabase el en sus días. En 1º de setiembre del propio año de 36 tomó posesión entregándose del convento y cuanto en él había, su primer presidente y prelado Fr. Antonio Gutierrez, de que dio fe Alonso Ruiz, escribano de la misma villa, siendo testigos el licenciado Cristoval Berjes de Aragón, corregidor de ella, Pedro González de Salinas, gentil - hombre de S.E. y Agustín Quintana, guarda que era de todo.

Se sostenía desde entonces con las limosnas de la cuestación por los pueblos de la guardianía y cierto número de fanegas de trigo y marevedises con que los patronos gravaron a su estado. Hasta la guerra de la independencia (de 1808) solía haber doce o pocos más religiosos profesos (incluso algunos legos) y los sacerdotes servían a la villa y pueblos circunvecinos en el confesonario y la predicación, particularmente en el adviento y cuaresma, y en las enfermedades, ausencias y vacantes de los párrocos. Cesó del todo como en lo demás del reino en 1836, y su falta no dejará de ser sensible.

Lo que dice D. Anastasio en su libro, del Convento de Paredes Albas:

En el año 1636, el quinto marqués de Berlanga, Don Bernardino Tobar, construyó otro convento a media hora escasa de la población, carretera de Madrid, aprovechando la antigua ermita dedicada a la Virgen con el título de Paredes Albas, con todas las autorizaciones correspondientes, dotándolo y amueblándolo de todo , necesario. Puso en él frailes de la orden de San Francisco, pertenecientes a la provincia religiosa de la Concepción de Valladolid, que lo ocuparon hasta la exclaustración de 1836. El edificio era de buena sillería, y fue el arquitecto José de Venavente. Vendido el convento y destinado a usos profanos, lo adquirió después un rresligioso exclaustrado, Fray Miguel, esperando que volvieran a él los frailes. Al perederse para España las islas Filipinas, en 1898, vinieron a instalarse en el convento de Paredes Albas algunos de los religiosos franciscanos expatriados, que estuvieron en él poco tiempo, dejandolo a disposición de su dueño, el Padre Miguel Zaldarriaga. Muerto este señor, paso la propiedad a su hermano Don Melitón, que con cristiana generosidad (Minguella, Vol III, pag 655) lo cedió a la Orden de Padres Agustinos Recoletos, quienes repararon el edificio y establecieron el noviciado de la provincia de Santo Tomás de Villanueva; pero pasados algunos años, se retiraron tomando la determinación de mandar derruir el convento y vender los materiales, quedando en pie unicamente la iglesia desprovista de todo utensilio

Y un poco más adelante, hablando de la ermita de Paredes Albas:

 En la actualidad ha vuelto a quedar como ermita la magnífica iglesia del que fue convento de Paredes Albas, con un espacioso atrio cerrado, en la fachada principal. La imagen de la Virgen es antigua y de buena talla, aunque no muy agraciada; el retablo muy bueno, con camarín en la parte posterior, y tambien es buena la cajonería de la sacristía. La ermita se repara y sostiene con las limosnas de personas piadosas: Doña Pilar Miras de Piera, de Madrid, ha regalado caliz, vinajeras y crucifijo para el altar.

Y lo que dice Laura López Covacho en un artículo (donde también están estas fotos) de la revista restauración y Rehabilitación (nº 77, año 2003)

Los más viejos del lugar y no tan viejos todavía recuerdan cuando recorrían el  kilómetro y medio que separa el pueblo soriano de Ciruela del "Convento de Paredes Albas". Se acercaban a la salida del colegio todos los días de mayo a rezar el rosario con la maestra del pueblo. Resuena todavía el eco de los frailes cuando jugaban a la pelota en las tapias del recinto situadas en el lado del Evangelio. Anécdotas y vivencias que cuesta creer no tan lejanas viendo el estado deplorable en que se encuentra en la actualidad.

El conjunto conventual −ahora en ruinas− fue un antiguo monasterio franciscano, y posteriormente convento de agustinos recoletos. Edificado en el siglo XVII sobre una ermita gótica y según trazas de José Benavente; por la documentación referente sabemos que su fundación corre a cargo de los marqueses de Berlanga a principios del siglo XVI. D. Sebastián de Miñano en el año 1826 lo cita como dependiente de Berlanga localidad a la que aún pertenece.

El edificio de la iglesia está semiarruinado, sin cubierta y sin solera, donde se encuentran dispersos restos constructivos  tales como claves, sillares o dovelas. Se trata de una construcción de una única nave, de planta cuadrangular, con la cabecera orientada al Este, compuesta por tres tramos a los que se anexionan a poniente la capilla mayor (la antigua ermita gótica) y la sacristía. En cuanto a la obra de fábrica es de diversa tipología: adobe, mampuesto de piedra, sillería caliza −reservada sobre todo para las partes nobles− y enfoscado de cal.

La distribución del espacio en la sacristía se hace mediante tres crujías perpendiculares al muro de acceso desde la capilla mayor de la iglesia. En alzado tenía tres plantas de las que se conservan parte de las bóvedas de crucería (de arcos rebajados) e incluso restos de policromía azul con estrellas de coloración amarilla representando el cielo. Por un espacio adintelado se accedía a la capilla mayor, y aún otro vano semicircular permitía el acceso desde el primer piso. Es obra de fábrica posterior al siglo XVII, y se ha asimilado su construcción a la presencia de los frailes agustinos recoletos que se hicieron cargo del convento hasta su cierre en 1918.

La capilla mayor se corresponde en su totalidad con la primigenia ermita y es, por tanto, el único resto de traza gótica. Se conservan únicamente los arranques de la bóveda de crucería que estaba compuesta por arcos terceletes, diagonales y combados configurando morfología de arcos conopiales, de clara semejanza con las bóvedas de crucería de la Colegiata de Nuestra Señora del Mercado de la cercana Berlanga de Duero, obra del arquitecto Juan de Rasines. No en vano la fundación de ésta última obedece igualmente a los marqueses de Berlanga. La única ornamentación que se conserva son dos ménsulas con decoración de hojas de acanto y florones y restos de pintura sobre el enfoscado de cal, simulando sillares. En los laterales hay dos estructuras donde se encastraban sendos retablos y que servían como altares.

Un arco rebajado en muy mal estado de conservación y las dos pilastras de sillería sobre las que descarga,  separan la cabecera del resto de la iglesia. El acceso al primer tramo se realiza por las portadas laterales, situadas al Norte y Sur del edificio. Unos sencillos arcos de medio punto que descargan en pilastas cajeadas son los únicos elementos de la que se abría en el lado del Evangelio principal que se conservan. Hace unos años "desmontaron" el escudo de los fundadores que la coronaba.

El segundo tramo se sitúa previo al último tramo −el del sotocoro y coro− al que se accedía mediante un arco −presumiblemente escarzano− del que sólo quedan los arranques. Estos dos tramos están recorridos por una línea de imposta que separa la zona superior del edificio, horadada con dos vanos semicirculares peraltados (únicamente en el lado del Evangelio). A Oriente, en el lienzo del tramo del coro se abre un vano adintelado que conserva un enrejado simple en cuadrícula. Se conservan además los mechinales donde se embutían las vigas de madera del piso superior, el del coro.

Apenas se observa el trazado de las dependencias habitaciones que se anexionaban al Norte. Todavía se aprecian en el muro en el lado de la Epístola los mechinales y arranques de la construcción, además del pozo que surtía de agua a los frailes.

El recinto conventual se cerraba al Sur con tapias de adobe y sillarejo, donde existían antiguamente (sólo se conserva una de ellas) dos fuentes y acequias que servían para el abastecimiento de agua y riego de las huertas de autoconsumo del convento.

El abandono en el uso y la negligencia de los organismos competentes han llevado al estado de ruina actual del conjunto, a pesar de estar declarado monumento de interés histórico−artístico. Desde la carretera aun sorprende al viajero como sólida construcción. Mejor continuemos nuestro camino y no observemos el desolador panorama que se esconde en el interior.

Acceso directo al artículo de LAURA

+Información, AQUI

Lamentamos no haber encontrado (todavía) el artículo de Martínez Frías en Celtiberia.

Buenas noticias ?

Buenas noticias ?

Se continua trabajando en el adecentamiento y reconstrucción de elementos ruinosos en el entorno del castillo, con la partida de 226.000 € recibidos de la Diputación.

Isaac López Molina nos manda estas fotos tomadas el dia 31 de mayo, en las que se ve el estado de las obras en la reconstrucción de las torrecillas, escenario de tantos juegos infantiles y en la consolidación de algunos tramos de la muralla, asi como el arco de triunfo de la iglesia de San Juan, ya levantado.

Libros sobre Berlanga (1)

Libros sobre Berlanga (1)

"Reseña histórica de la Insigne Iglesia Colegial de Santa María del Mercado, de Berlanga de Duero (Soria) en el IV Centenario de su dedicación: sus Hermandades y Obras Piadosas" por el Presbítero D. Anastasio Ortiz García, Párroco - Arcipreste. Imprenta Boix. Sigüenza, 1930   15  x  11  cm.  112 págs.

Su autor, párroco arcipreste de Berlanga, nació en Nepas (Soria) pueblo de la diocesis de Sigüenza,  el 15-IV-1874 y murió en Berlanga (13-IX-1942)

Es un estudio eminentemente religioso de la villa de Berlanga, referido a la Colegiata, construida en el siglo XVI con los derribos de las anteriores parroquias desde tiempo inmemorial existentes y que lastimosamente fueron demolidas. Describe la hermosa fábrica del templo que fue el primero de España del tipo de salón, con naves a igual altura; el rico contenido de bienes muebles: capillas, coro, retablos, esculturas, pinturas, reliquias, alhajas, sepulcros...

Recoge salientes datos de los conventos, ermitas, el Hospital... y finaliza con las Hemandades, cofradías, capellanías, fundaciones y fiestas votivas, lo que da a conocer una profunda y sentida vida cristiana en su historia secular.

No solo por haber sido editado en Sigüenza, sino también por la estrecha relación que ha guardado la villa de Berlanga con la sede seguntina, este libro debe incluirse en la Biblioteca alcarreña (sic)

En Bibliografía alcarreña, de Gregorio Sánchez Doncel.

La Sociedad comunera de Berlanga

La Sociedad comunera de Berlanga

Constituye otro de los bloques de la documentación. Parece haber sido formada por don Ramón María Carramiñana, magistral de la Colegiata de Berlanga, al que los documentos de 1824 citan como "ya difunto" en fechas del año 1822. Se conservan las declaraciones de expontaneamiento de varios de sus miembros, ignorándose que hizo el resto. La relación más completa de sus miembros, extraida de varias de las declaraciones, es la siguiente:

Además del ya citado Carramiñana, formaban parte los clérigos don Pedro Gómez y don Saturnino Oreca, tenientes de cura; don Juan Bargas, medico racionero de la Colegiata; el cura de Valverde, en el Obispado de Osma; los vecinos de Berlanga Antonio Rodrigo, Francisco González de la Cruz, Domingo Jubera, Benito González de Santa Cruz, Francisco Brogueras, Silvestre Ramírez, Eugenio Estrada y Antonio Bravo. Además Tomás Rodrigo, militar, y Manuel Rodrigo, juez de primera instancia de Atienza; ambos naturales de Fuentepinilla; el también juez, José Benito Puertas, y Rafael Soria,"maestro de niños".

De todos ellos se conservan las declaraciones de Antonio Bravo, Domingo Jubera, Eugenio Estrada y Tomás y Manuel Rodrigo. Faltan todas las demás: ¿qué fue de ellos? Ya tenemos noticia de la muerte de Carramiñana. Ignoramos la suerte que les cupo a los demás, si bien es cierto que cabe suponerse una dura represión en toda la zona durante los primeros momentos de la reacción absolutista.

Escasa actividad debió desarrollar la Sociedad comunera de Berlanga. La ceremonia de admisión se limitó a la prestación del ya conocido juramento, si bien se añade a este la fórmula de "defender al Rey constitucional; a la Religión católica, apostólica y romana sin mezcla alguna y la soberanía popular". Se les imponía igualmente , espada, espuela y banda de comuneros; sin darles diplomas o documentos alusivos. Ninguno recuerda nada sobre las señas que usaban para reconocerse, y su actuación se circunscribía a "mantener el orden", "lectura de papeles públicos" e incluso, "defender al Rey constitucional".

Ciertos debieron ser estos extremos. La sociedad de Berlanga se debio limitar a una reunión de amigos o personas de algún relieve social en la localidad. Muy posiblemente fuese inspirada por el mencionado Carramiñana, en función del mayor prestigio de su cargo, sin que sus miembros tuviesen claro qué aspectos políticos pensaban desarrollar y sin la aparatosidad que rodeaba a las reuniones celebradas en otros lugares ya comentados.

Masones y comuneros en la diócesis de Sigüenza, tras el trienio liberal (1823)

Antonio Ortiz García

Una noche en los bosques

Una noche en los bosques

Vamos a tener el honor de acompañar á nuestros lectores a un poblachón de Castilla, notable en otros tiempos por los príncipes y personajes célebres que en él vivieron hasta el último reinado de los Austrias; pero sin otro mérito hoy que la suciedad de sus calles; la guerra perpetua en que viven sus habitantes por una animosidad de familia á familia difícil de explicar, y por el completo abandono en que yacen sus históricas ruinas.

Inútil es que digamos su nombre.

Lo único que nos interesa es entrar en una casa sobre cuya puerta principal se ve un escudo de armas esculpido en mármol blanco y que así prueba la habilidad primorosa del escultor que lo hizo, tal  vez en los comienzos del siglo XVI, como el linajudo abolengo de los que lo mandaron labrar para que los señores de horca y cuchillo que residían en el inmediato almenado y roquero castillo les dispensaran la debida consideración.

El edificio, que es rectangular y casi todo él de piedra caliza, ennegrecida por la intemperie, se encuentra situado entre un extenso jardín cercado de tapias, sobre las cuales levantan sus ramas añosos álamos negros, y una calle larga y estrecha formada de soportales sostenidos por postes de enebro.

Es el veintidós de Febrero del año mil ochocientos setenta y ocho.

Una espesa capa de nieve compacta y dura cubre el pueblo y los campos que desde él se descubren. El viento norte sopla con violencia, y sus ráfagas, aullando unas veces, silbando otras, golpean con fuerza las cerradas ventanas del edificio.

El reloj de la torre da las dos de la tarde...

(Emilio Mozo de Rosales. Las cacerías de lobos. 1889)

Libro y escritor están estrechamente relacionados con Berlanga. Mozo de Rosales, marqués de Mataflorida, fue un autor teatral muy popular; se casó con la berlanguesa Adelaida Cabezudo Ayuso,  y juntos vivieron en el palacio de la Calle Real, atribuido a los Bravo de Lagunas (aunque sin demasiado rigor, como se verá en los comentarios) y actual sede del CEINCE, en el que fue escrito este libro que rezuma ambientes y paisajes de la Tierra de Berlanga de finales del siglo XIX. Sería una buena idea volver a editarlo para que fuera mas conocido entre nuestros paisanos.

 

Paredes Albas

La Asociación Hispania Nostra, de la que ya se ha hablado en este blog, acaba de ampliar su lista roja del patrimonio en peligro de extinción, añadiendo el Convento de Santa María de Paredes Albas, edificio de hondo anclaje en el corazón de los berlangueses, que a pesar de su consideración de bien de interes cultural desde 1981, sigue abandonado y sufriendo los arañazos del tiempo y de algún amigo de lo ajeno.


En la breve descripción que se hace en la página de Hispania Nostra, se dice que durante un largo periodo "El Convento" tambien fue colegio para los niños de la Comarca, que la infausta ley de desamortización de Mendizabal, tan dañina para el patrimonio español, no pudo acabar con él y que el abandono definitivo vino por no poder conseguir una ampliación a las vecinas fincas junto al rio Escalote. Los valiosos bienes muebles que guardaba fueron a parar casi todos a la ciudad de Sigüenza que era entonces capital de nuestra diócesis y allí, en la capilla del seminario mayor, según informaciones no demasiado actualizadas, se encuentra el magnífico retablo que presidía la iglesia. Suponemos que en el obispado quedaría noticia de cuando se hizo la mudanza y de lo que se llevaron y a dónde

En las fotos que hemos conseguido del retablo, se distingue en la casa superior izquierda, el escudo de los marqueses de Berlanga, fundadores y sostenedores de la abadía y de la ermita primitiva, de paredes encaladas, que le dio nombre. Seguro que en los archivos de la Casa de Frías quedan valiosos documentos esclarecedores de la historia del Convento, no de su desalojo, pues en aquellas fechas ya se había liquidado el Antiguo régimen y la responsabilidad de los inmuebles era exclusiva de la Iglesia.

Esperamos que esta señal de alarma que lanza la Asociación Hispania Nostra, añadiéndolo en su lista, sirva para alertar sobre el serio peligro de desaparición que se cierne sobre "El Convento" y que algún tipo de iniciativa cultural o turística sea capaz de intervenir sobre la ruina y salvarla.

Sobre la nueva propuesta que hacían en fechas recientes los Amigos del Castillo, de publicar libros de temas berlangueses, aqui tienen un tema apasionante: escribir la historia del convento de Paredes Albas, rebuscando en los archivos municipales, diocesanos y de la casa de Frías.