Por LOS AUSENTES
Yo pisaré las calles nuevamente (Pablo Milanés 1974)
Yo pisaré las calles nuevamente
de lo que fue Santiago ensangrentada,
y en una hermosa plaza liberada
me detendré a llorar por los ausentes.
Yo vendré del desierto calcinante
y saldré de los bosques y los lagos,
y evocaré en un cerro de Santiago
a mis hermanos que murieron antes.
Retornarán los libros, las canciones
que quemaron las manos asesinas.
Renacerá mi pueblo de su ruina
y pagarán su culpa los traidores.
Un niño jugará en una alameda
y cantará con sus amigos nuevos,
y ese canto será el canto del suelo
a una vida segada en La Moneda.
Yo pisaré las calles nuevamente
de lo que fue Santiago ensangrentada,
y en una hermosa plaza liberada
me detendré a llorar por los ausentes.
Nuestros antepasados celtas celebraban por estas fechas la fiesta del Samain, que significa el final del buen tiempo. Se han acabado todas las cosechas y uno debe recogerse en el hogar y comenzar un trabajo interior, como el aprendizaje de la magia, la filosofía, la astrología o la alquimia. En la noche de la víspera, el pueblo se reunía en torno a una gran hoguera que los druidas habían hecho frotando unos palos de roble. Las canciones alrededor del fuego conseguían exorcizar los malos genios y purificar al grupo y a la tierra para que todo se renovara con el nuevo año.
La noche del Samain, toda la comunidad volvía a congregarse junto al fuego. Al anochecer se hacía una asamblea en la que se discutían cuestiones de regimen interno, a la que seguía un festín interminable en el que se comía carne de cerdo y se bebía vino. La primera produce inmortalidad además de subir el colesterol, y el segundo, el estado de trance necesario para comprender la realidad metafísica y la comunicación con los muertos.
- Foto de Barrenetxea (Sorgiña sutearen aurrean dantzan)
La fiesta duraba otros dos días más, en los cuales el cuerpo se recuperaba de los excesos, mientras se asistía a representaciones dramáticas sobre temas mitológicos y a una comida multitudinaria esta vez con cerveza a discreción y danzas alrededor de otra hoguera. Después, todo el mundo se recogía en sus casas, ya purificados por la catarsis, dispuestos a vivir, igual que la naturaleza, hacia dentro.
Asisto con tristeza, al pasar por un colegio, a la inoculación de costumbres foráneas en los niños; un paso más en la conversión mercantilista de cualquier resquicio de fiesta tradicional. No hay esperanza de catarsis ni de vida interior. Espero encontrar al menos un lugar despejado, con amplia visión del cielo castellano, para recordar a los ausentes, a los mios, y a los que esperan recuperar la memoria, como Pablo Milanés en su canción.
7 comentarios
axinio -
koborron -
Titulciano -
juancar347 -
axinio -
el de tiermes -
óscar
Caltojar.blogia -
En Caltojar esperaremos al 2010, la erosión en los sillares de la iglesia son bien visibles y se necesitaría un actuación más rápida aunque creo que hay monumentos en peores condiciones faltos de conservación.
A estas alturas, se vuelve acuciante arreglar el patrimonio en el sur de la provincia, impensable para muchos convecinos, solo queda pensar que el sentido común y los fondos lleguen de la mano del nuevo siglo.
Curiosa la guía comercial de 1930, cuenta hasta lo mínimo.
¡bonita canción!
Saludos del vecino de Caltojar.