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De la parte Berlanga

2007

PUENTES

El conocido como Puente Ullán se llama asi porque estaba junto al despoblado de La Torre de Rollán, cuya memoria se ha perdido totalmente, hasta la corrupción de su nombre; sin embargo, Gonzalo Martinez en "Las Comunidades de Villa y Tierra de la Extremadura castellana" da su ubicación exacta y cita un elenco parroquial de la diocesis de Sigüenza de 1191 en el que aparece.

La siguiente foto es del Puente de hierro sobre el Duero, cerca de La Estación, en la extinta linea Valladolid-Ariza, que estuvo en funcionamiento desde 1895 hasta 1985. Las explicaciones del ministro Enrique Barón Crespo fueron que el Estado no podía seguir perdiendo dinero en las lineas deficitarias. El debate era y sigue siendo si se puede prescindir alegremente de un servicio público que artículaba y comunicaba todas las comarcas del Duero, y que además era la alternativa más razonable al transporte de mercancías, que ahora realizan esas carabanas interminables de gigantescos camiones que destrozan las carreteras. Las estaciones de la línea en la provincia eran: Langa, Velilla, San Esteban, La Rasa, Quintanas, Berlanga, Rebollo, Barca-Ciadueña, Almazán Dehesa, Coscurita (aqui se hacía el transbordo para Madrid enlazando con la linea Soria-Torralba), Morón, Alentisque y Monteagudo de las Vicarías.

Las siguientes fotos son de El Pontón, un puente medieval en estado ruinoso que salva un arroyuelo, muy cerca de La Estación. Da cuenta de una población antigua en sus alrededores, aunque las edificaciones cercanas que se ven actualmente crecieron al abrigo de la estación de ferrocarril a principios del siglo XX. No he encontrado ninguna referencia documental.

AMOR Y PROVOCACION

      "Pocas provincias otorgan a la escuela el respeto que hemos conocido en Soria. El Burgo de Osma solo tiene un monumento público, y este no está dedicado a ningún héroe, mecenas o personaje poderoso, sino a un maestro de escuela."  (Dionisio RIDRUEJO. "Castilla la Vieja")

Como en la frase atribuida a Bernard Shaw y a Edgard Poe, yo también interrumpí mi educación para asistir a la escuela. Había allí, junto a un puñado de niños de uno y otro sexo, unos licenciados (porque tenían licencia) a los que no llamaré maestros, pues creo honradamente que no lo eran, salvo raras excepciones. Para mi el maestro debe amar a sus discípulos y provocarlos, en el buen sentido, para que sientan curiosidad por las cosas, por aprender. Aquellos licenciados ni nos querían ni nos provocaban, asi que no siento que fueran maestros, ni profesores, palabra esta que debe estar un nivel por debajo, pues en un momento indeterminado todos los maestros pasaron a ser profesores, y entonces me pareció, y me lo sigue pareciendo, que los habían degradado por falta de merecimientos.

Todos aquellos licenciados de mi infancia en Berlanga desparecieron sin levantar mucho polvo cuando sus practicas pedagógicas se tornaron políticamente incorrectas. Recuerdo al licenciado García que nos llenaba los brazos de cardenales y que nos ponía en los pupitres de espaldas a su mesa (eso si que era provocar). Algunos de los mas débiles de nuestros condiscípulos todavía arrastran el trauma de aquellos tratos vejatorios. No había semana en que el licenciado Sobrino no hinflase a hostias a algún cuitado que no se hubiera aprendido de memoria el catecismo. Asi se enseñaba la religión entonces. Para qué seguir, ninguno de aquellos licenciados funcionarios del Estado se integró en la vida del pueblo; estaban para hacer el trabajo sucio. Hay una excepción, Don Angel, quien por encima de críticas injustas, fue de lo más digno que pisó por nuestras aulas. Aqui se casó y tuvo hijos, y cuando se jubiló se quedó con nosotros y siempre fue una persona afable y educada que contestaba con un "que hay, majo" y una sonrisa, cuando se le saludaba.

Me gustaría conocer la historia de ese maestro del Burgo que tiene un monumento, creo que en los jardines de la antigua Universidad, y que ya tiene mas competencia que en los tiempos de que habla Dionisio Ridruejo ,  porque, que yo sepa, hay otros dos monumentos, uno a san Pedro de Osma y otro a un torero. Tambien sería bueno saber de la vida de Don Pedro Carpintero, que tiene una calle en Berlanga, al que no se por qué, me imagino en blanco y negro con el traje tipico berlangués y rodeado de una purriela de niños con el pelo rapado, a los que está dando una charla al estilo de aquellas deliciosas "Clases de Juan Arevaco" que escribía Carmelo Romero en la prensa provincial. Lo supongo bueno y honrado, como uno de los artífices de que Soria siempre fuese una de las provincias con menos analfabetismo, mal pagado como hasta tiempos recientes estuvo el oficio de maestro escuela y sin tener que recurrir como los susodichos al chantaje de "las permanencias" impuesto revolucionario  por una o dos horas extraordinarias, igual de vacias e inutiles que las ordinarias, para incrementar la renta del licenciado. Afortunadamente uno acaba encontrandose con maestros de verdad que le compensan de aquellos estados carenciales. Se produce entondes el milagro alquímico de las transmisión del conocimiento

Se puede ver en Bordecorex, una escuela, tal como la dejaron los últimos niños y el último maestro.

Y en Berlanga tenemos tambien el CEINCE (Centro Internacional de la Cultura Escolar), dirigido por el catedrático Agustín Escolano, en cuya casona de la calle Real está la sede del Centro (fotos) y seguramente la mejor colección de España de libros de texto.

El pasado

El pasado

Pasado, s. Pequeña fracción de la eternidad de la que tenemos un leve y lamentable conocimiento. Una línea móvil llamada Presente lo separa de un período imaginario llamado Futuro. Estas dos grandes porciones de la Eternidad una de las cuales borra continuamente a la otra, son eternamente distintas. Una está oscurecida por la pena y el desengaño, la otra iluminada por la prosperidad y la alegría. El Pasado es la región de los sollozos, el Futuro, el reino del canto. En uno se acurruca la Memoria, vestida con un sayal, la cabeza cubierta de ceniza, musitando plegarias penitenciales; en la luz solar del otro vuela la Esperanza llamándonos a los templos del éxito y los pabellones del placer. Sin embargo, el Pasado es el Futuro de ayer, el Futuro es el Pasado de mañana. Son una misma cosa: el conocimiento y el sueño.

del DICCIONARIO DEL DIABLO

Y ahora, un SERMON CONTRA EL FUTURO

Frustradas rebeldías

FUTURO

"Muy pronto, en la vida es demasiado tarde"  Marguerite Duras

Se cumplirán, las tristes profecías

y ya no se oirán quejas a coro

ni el palpitar metálico y sonoro

de las ruedas del tren sobre las vías.

Y en días de frustradas rebeldías

se dejarán sentir sin sutilezas

como agua de borrajas las promesas.

Y en estaciones frías y desiertas

habrá sólo entre escombros vías muertas

con moho y podredumbre en las traviesas.

L. AREVACO.  En Heraldo de Soria 14-X-2002  )

http://www4.loscuentos.net/forum/4/2272/

ABANCO RESISTE

ABANCO RESISTE

En la variada toponimia de la Tierra de Berlanga , abundan los nombres latinos, entre algunos árabes (Bordecorex, Alaló, Caltojar)  y otros con todas las trazas de ser prerromanos, como Brías, Lumías o Abanco.

toponimia de Soria
 

 

 

La primera vez que aparecí por Abanco, fue una noche sin luna y ventosa del mas genuino invierno,  acompañando a uno de mis tíos en no se que cometido. En la plaza nos recibió una anciana muy delgada, toda vestida de negro y con un pañuelo a la cabeza, con la que mi tío departió unos minutos, mientras yo miraba la escena resguardado dentro del automóvil con el que habíamos llegado desde Brías por un camino sin asfaltar. La escena de un árbol que se movía violentamente por el viento y de dos cardos arremolinados, no se si es real o soñada. Pensé, sin saber todavía que la mitad de su caserío estaba hundida, que aquel lugar estaba dejado-de-la-mano-de-dios.

Tenía a la derecha la iglesia, que apenas entreveía con las luces del coche, sin saber que era un edificio descomunal, desproporcionado para el centenar y medio de almas que tuvo el pueblo en sus mejores tiempos, y a la derecha también con poca visibilidad, el palacio que se construyeron los Aparicio al mismo tiempo que la iglesia y que en un alarde de adaptación al medio, ha sido fragua, granero, frontón, escuela y ayuntamiento.

Abanco tiene el privilegio de ser el primer pueblo de Soria por orden alfabético, y durante unas décadas tan oscuras como aquella noche, también fue el primero en la lista de los  condenados a desaparecer. He vuelto alguna vez y he visto niños en sus calles. El palacio lo han arreglado y hay una asociación cultural http://www.abanco.org/ que pretende tirar del pueblo para que resista por lo menos otros mil años, que son los que tiene su atalaya árabe, ahora profanada por un vértice geodésico. En el monte donde está la torre hay numerosos restos de cerámica antigua y  el arqueólogo Juan Cabré encontró un hacha de cobre, lo que nos demuestra que por estos pagos hay presencia humana desde hace por lo menos tres mil años y seguro que el bache actual no ha sido de los más gordos.

Me vino a la memoria la anciana de Abanco cuando leí "El santero de San Saturio" de Gaya Nuño, por la maravillosa descripción que hace de los campesinos sorianos. Como homenaje a aquella anciana, a todas nuestras abuelas y al intelectual honrado que fue Gaya Nuño, reproduzco este fragmento de su obra:      

      Ellos se llaman Dámaso (pronunciado sin acento, Damaso), Teógenes, Eusebio, Primitivo, Abundio, Eleuterio, y otros nombres mucho más extraños, porque los curas y los secretarios se los enjaretan, sin derecho a opción de los padres, según el santoral diario. Y por fenómeno latino y árabe, al nombres se antepone, como en los apodos, el artículo determinado. Con tal de no decir apellidos, para diferenciar dos individuos homónimos, serán designados por el nombre de sus mujeres, con lo que habrá El Juan de la Eustaquia y El Juan de la Justa. Tan sólo los años traerán al campesino la dignidad de tío, pues la de señor se reserva para los muy acomodados. Don sólo se denomina al médico, al cura y al boticario.       

      Todos han ido a la escuela, todos saben leer y escribir. Su vestuario comprende camisa rameada, traje de pana, larguísima faja ceñida a la cintura, boina y tapabocas, calzando abarcas. Se han pasado la vida cultivando un minifundio de centeno, patatas o judías, esforzándose en elocuencia para retardar el pago al recaudador de contribuciones, haciendo que su mujer cosa piezas y más piezas en el pantalón de pana. Ellas tienen nombres como Bibiana, Bienvenida, Gregoria, Valentina, Damiana, Rufina, Blasa, nombres por los cuales decía Teófilo Gautier que las más mocosas aldeanillas castellanas se llamaban como las princesas medievales y las heroínas de fábula. Pero estas pobres heroínas se secan pronto, de los muchos hijos y trabajos, y llegan viejísimas a la madurez.      Unas y otros me han cautivado siempre por su parsimonioso, nítido hablar de buen prosista clásico. Si ven una fotografía o dibujo de algo conocido, "está muy propio", comentan, frase la más adecuada para caracterizar su habla: un habla muy propia. Tanto, que ningún campesino soriano enfermo dirá que le duele uno u otro órgano; "padezco", es lo que afirmarán. A la proposición de una venta, para detener los regateos, dan su máxima y tajante razón: "Lo mismo me da tenerlo que tener los cuarenta duros."      

   Listos, reticentes, pobres como el más paupérrimo coolí, pero absolutamente nada papanatas, como lo demuestra el hecho de que, habiendo llegado a varias aldeas en el primer automóvil que en ellas entraba, nadie se embobaba ni hacía aspavientos, limitándose algún anciano a consignar el hecho. Creen en el señor médico. Creen, ciegamente, en los abogados. En los curas, sólo a medias; en cambio, nada haría que faltase su aceite a la lámpara de la Virgen. Los más riquillos, cuando se casan, vienen a Soria y visitan San Saturio, de igual manera que los novios catalanes van a Montserrat y los aragoneses al Pilar; dolidos en el fondo, mis labriegos, de que la imagen titular reproduzca un santo y no una Virgen. Entonces, yo salgo por los fueros de Saturio y hago prodigios de propaganda.       El campesino soriano pone motes y alias a sus convecinos, única salida a su limitado humorismo. A uno que había sido soldado, le llamaban, en mi pueblo, El Soldate. A otra mujer, muy resuelta en sus actos y dichos, apodaban, de modo castellanísimo, La Determinada. Razonaban, de un tercero, el alias de Tío Tenazas, afirmando ser "tan tenaz, que no cambiaba un huevo por otro". En fin, si el sujeto no es llamativo por ninguna mayor característica que la de proceder de otro pueblo más o menos lejano, se le disigna por el topónimo de éste, quedando convertido en El tío Tajahuerce, o El tío Lubia.     

     Como se divierten en raras ocasiones y son curiosos de todo, acogen con alborozo comedias y títeres; ellos mismos representan sainetes y hasta, durante la Semana Santa, la Pasión; con horrorosos Cristos que, por pudor, no son crucificados desnudos, sino con calzoncillos largos y camiseta. Mucho más primitivos son en los Carnavales, que realizan con una impresionante latencia mágica. Sí, me impresionaban, de pequeño, aquellos mozos que se tiznaban la cara, colgábanse esquilas del pescuezo y corrían el pueblo llevando un caldero de orines y hollín, con cuya mixtura rociaban a las mozas.      

      Otros Carnavales, cuando ya había estudiado a Breuil y a Obermaier, sorprendí, en unión del arqueólogo Don Blas de Taracena, y en pueblo que no me acuerdo si era Yelo o Conquezuela, algo que era un puro asombro, todo un capítulo de prehistoria viva y palpitante, los mozos se habían puesto cuernos y rabos de toro, pintado el rostro de negro y bermellón y corrían componiendo la más tremenda estampa paleolítica. Naturalmente, no estábamos sino a poca distancia de Torralba, el pueblo de los mamuths. Cuando el auto se paró ante los hechiceros pueblerinos y éstos vieron cómo emergían del mismo dos cabezas estupefactas, se pararon, avergonzados. Avergonzados.  ¡¡Y nos habían dejado ver, gratis, una escena auriñaciense!!       No podría decir hasta qué máximo extremo dignifica a mis labriegos este sentido primitivo y ancestral, no adulterado por ningún barniz extraño. Aunque el aldeano frecuente la taberna del pueblo, aunque dos domingos por la tarde se reúnan varios Teógenes, Evaristos y Bienvenidos, alrededor de unas azumbres de tinto, ello no les resta una tradicional, inmensa dignidad celtibérica que surge en los momentos más dolorosos. uno de mis primeros recuerdos de niñez, de los que modelan toda una vida, pertenece a este género: Había comenzado en Tardelcuende la corta de pinos, y uno de ellos, al caer, hirió gravemente a un leñador con un cruel corte que le hendía la frente hasta la comisura externa del ojo izquierdo. Él no se quejaba ni decía palabra. Fue su triste mujer la que hizo este brevísimo, lamentable, estoico comentario, tan decidor como las apostillas de Goya a sus dibujos:              -Lo que les sucede a los desgraciados.      

      Pero hay muchas más cosas que les suceden a los desgraciados. Los incendios, los pedriscos, las sequías, las heladas, las contribuciones. Pasan su vida entre calamidades, inclinados sobre la parda y pobre tierra, y cada generación les trae la pequeña alegría de unas escuelas nuevas, o del servicio de luz eléctrica, o del deseado camino vecinal. Por lo demás, se les come la avitaminosis, a ellas la fiebre puerperal, y muchos de ellos, sobre todo en el campo de Gómara, enloquecen, y los manicomios tardan muchos años en dar noticia de su defunción. 

       Con justicia desconfían de muchas cosas. Nacen, viven y mueren en la más pobre tierra de España, y apenas pueden creer sino en la gleba que les encadena. Ninguna ironía en este capítulo sobre mis paisanos campesinos. Son el trozo más digno del mundo poético de Antonio Machado. 

Más sobre Juan Antonio Gaya Nuño:

http://www.museoimaginado.com/gaya2.htm 
http://www.fundacioncajaduero.es/visitavirtualgaya/index.htm 
http://www.sbhac.net/Republica/Relatos/Valdenoceda.htm

          

de VISITA

Antonio RANZ ROMANILLOS (Barcones 1759-Madrid 1830)

Antonio RANZ ROMANILLOS (Barcones 1759-Madrid 1830)

Sorprende de este hombre que estuviera presente en las asambleas que redactaron el Estatuto o Constitución de Bayona y años más tarde tambien en las preparatorias de la Constitución de Cadiz. Fue afrancesado y ministro de hacienda con Pepe Botella, hermano de Napoleón, en el trono, y ex-afrancesado después cuando lo rehabilitó para la vida política Fernando VII, con quien volvió a ser ministro de hacienda. http://es.wikipedia.org/wiki/Antonio_Ranz_Romanillos

Había nacido en Barcones, en una familia de posibles, en la que hubo muchos clérigos y diplomáticos, ademas de un gobernador de Burgos, un alcalde de Sigüenza, un inquisidor en Córdoba y hasta un racionero de la Seo de Zaragoza. Estudió en Sigüenza donde había Universidad menor, de la que habla Cervantes en el Quijote, y luego en Zaragoza donde se licenció en leyes. Dio clases y ejerció de abogado. Aparece en las enciclopedias como ilustre helenista traductor de Plutarco, y como buen afrancesado, conocía bien la cultura y la lengua gabacha y tradujo también a Racine. El hecho de que fuese ministro durante regimenes antagonicos demuestra claramente una capacidad de adaptación que me atrevo a asegurar que es la misma de sus paisanos de Barcones para vivir en esta tierra dura y extrema a la que Ortega llamó "glebas pedregosas".

Barcones no es propiamente de la Tierra de Berlanga. Desde la reconquista perteneció a la extensísima Tierra de Atienza y despues a una de sus hijuelas que fue el señorío de Paredes. Además el hecho de que todas estas tierras del sur de Soria pertenecieran a la diocesis de Sigüenza, hizo que el pueblo siempre tuviera mas relaciones comerciales y sentimentales con Guadalajara que con Soria. A Guadalajara perteneció hasta 1833, fecha en la que se diseñaron las provincias actuales que en algunos casos separaban lo homogeneo y unían lo dispar. Barcones suplicó a la Diputación de Soria volver a Guadalajara pero ahi quedó la cosa. El pueblo mantuvo casi los seiscientos habitantes hasta la desbandada general de los años cincuenta y ahora es solo una sombra de lo que fue, pero en ningún caso solo unas glebas pedregosas (vease la foto). Por aqui nace el rio Escalote que después de ocho leguas y media se une al Duero en el Puente Ullán. Si uno va de paso es posible que se crea lo de las glebas de Ortega que pasó por aqui montado en una mula y escribió algunas páginas de buena literatura, pero cayó  en la trampa que tienden al turista muchos pueblos de Castilla: desde fuera parecen aridos hasta que uno entra de verdad en ellos.

ELOGIO desinteresado DEL CONGRIO RANCIO.

ELOGIO desinteresado DEL CONGRIO RANCIO.

Perdonen si doy otra vuelta de tuerca a la nostalgia. He visto un anuncio en el que hablaban de la cocina de la abuela, y me he acordado de aquellos suculentos platos de patatas con congrio rancio que en fechas señaladas preparaba la mía.

El congrio rancio es una comida con un currículo particular: se trata de un pescado secado al aire de la Galicia occidental, tristemente famosa a raíz del vertido del Prestige. Ignoro si en el auge de su consumo o en tiempos preteritos se secaba en algún punto mas. Actualmente solo se hace en dos pueblos de la Costa da Morte que son Muxía y Camariñas. Parte de su originalidad radica en que en los lugares en los que se seca no se consume. Toda la producción se exporta a una región de límites muy parecidos a los de la antigua Celtiberia, cuyo centro estaría en Calatayud. (Tengo alguna referencia de que se comía también en la Cataluña interior).

Recuerdo las congrias gigantescas colgadas en una tienda de Almazán que había cerca de la Puerta de la Villa, o en la tienda de los Martínez de Sigüenza. Actualmente su consumo es residual,  pero en esos tiempos  de los que hablamos era manjar de gran predicamento. El arcipreste de Hita habla del congrio seco en alguna de sus obras y Enrique de Villena tambien lo menciona en su "Ars Cisoria". Los sogueros de Calatayud, despues de vender su mercancía a los marineros gallegos, para no volver de vacío, traian las grandes hojas de congrio cecial,  que el pueblo llano consumía muy a menudo. Con el desarrollo del transporte y en el declive de su consumo pasó a ser manjar de fechas especiales como la navidad, las ferias de ganado o el día grande de las fiestas. Se ponían los trozos en remojo y después de un par de cambios de agua, se guisaban con las patatas de los regadíos de la Dehesa Chica o del Pedazo. Estoy hablando ya de Berlanga, de mis recuerdos de niño. Tengo ese sabor antiguo de las patatas con congrio rancio de mi abuela como uno de mis mejores recuerdos gastronómicos, y ningún manjar posterior ha podido borrrarlo. Yo creo que lo tengo metido en los genes.