La feria
La foto de arriba es de la feria de la Inmaculada, en diciembre de 1927. Vemos a la derecha la ermita de las Torres con el hospital todavía en pie, aunque ya abandonado. A la izquierda de la Puerta de Aguilera, se ve un lienzo de muralla, con casas a su espalda que acabarían demoliéndola poco a poco para abrir ventanas. Se aprecia un cubo, que nos da idea de como estaban articulados los muros, y que serviría en su epoca para colocar la garita de vigilancia. La configuración actual de las casas, a pesar de que no quede nada de la muralla, guarda escrupulosamente el trazado de aquella, hasta lo que fue la otra puerta, que tampoco está, pero que da nombre a las dos calle que de ella partían (El Postigo y Las Portonas). También se aprecia la amplia explanada que se abría extramuros, donde se colocaba el ganado de la feria, y que ahora está en su mayoría llena de edificaciones.
La Inmaculada era el día grande, con calles rebosantes de forasteros que no se arredraban ante el clima poco propicio de estas fechas, cuando todavía no se había inventado el cambio climático. La villa herbía en un ambiente festivo y en las tabernas se consumían arrobas y mas arrobas de vino de la Ribera y cazuelas gigantescas de figón (plato local de bacalao).
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