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De la parte Berlanga

Sujétame

De la cruz de Martín Sanz, colocada a mil pasos exactos de la muralla nueva en dirección sureste,  dice Juan Manuel Bedoya que "a mitad de camino o paseo entre la villa y convento de Paredes Albas, hay una elevada y hermosa cruz de piedra sobre un pedestal o gradería de lo mismo, que costeo un Martín Sanz, cuyo nombre lleva" sin que nos añada ninguna pista sobre el benefactor ni sobre la fecha de su construcción.
Se trata de una sencilla pero esbelta cruz de término o humilladero, levantada como testimonio de fe o tal vez como agradecimiento por algúna sanación. La cruz que la corona es de tipo patriarcal o de Caravaca.
A raíz de la remodelación del camino que antes fuera calzada romana y cañada real de las merinas, ha quedado este monumento bastante desprotegido y a tenor de que el día menos pensado las aguas que bajan del barranco socaven sus cimientos.
Paseando por las Yuberías nos hemos vuelto a encontrar con esta estructura de hierro y hormigón que sujeta las fachadas de unas casas que compró el ayuntamiento y que se supone se deberian conservar para el proyecto del museo hebraico con el que nos deleitaron en la prensa provincial durante la pasada legislatura.
Los años han pasado y todo sigue igual o peor, la estructura sigue ahí sujetando unas fachadas en ruinas, y según nos cuentan, soportando los siete mil euros de alquiler anual que revertirán con seguridad en el bolsillo de cada contribuyente.
Por si a alguien se le ocurre resucitar el proyecto de museo sefardí, espacio tenemos de sobra en la torre de los marqueses o en ese museo cerrado que se hizo en los lavaderos.
Ahora parece que lo que nos venden es una recreación de San Baudelio en La Tercia, inmueble que también compró el ayuntamiento. Que se arreglen casas en ruinas nos parece la mejor idea del mundo, pero hacer una replica de la ermita de Casillas en la calle del Matadero Viejo de Berlanga o en un hotel balneario en El Burgo, nos parece cuando menos innecesario. Lo que hay que hacer es ir a ver la ermita en directo, que está bien cerca.

2 comentarios

JK -

Te agradecemos mucho tu información, que aclara quién era el tal Martín-Sanz. Vuelve por aquí cuando quieras.

petifoque -

Un Martin Sanz era, en 1566, alcalde ordinario de la villa de Berlanga; es decir, la máxima autoridad judicial entre el pueblo llano, ya que los hijosdalgo cmpadronados dependían de otro alcalde. En tal condición, le cupo instruir la información testifical promovida por el Condestable Iñigo Melchor Fernández de Velasco, para acreditar que dicha villa podía pagar muy bien el encabezamiento de la alcábala (cantidad a repartir entre los pecheros por dicho impuesto sobre ventas, el IVA de aquel tiempo). Las deposiciones de los testigos que he leído, todas de vecinos de otros lugares de la Tierra de Berlanga (es decir, sometidos a la misma jurisdicción, pero que no eran parte del pleito) se mostraron muy favorables al Condestable, porque la villa, decían, era muy populosa (entre 400 y 500 vecinos), rica y de mucho trato, mercadurías y caudales, por lo que estimaban que el Condestable les perdonaba mucho del máximo que podía llegar a percibir (el 10%) de todas las transacciones mercantiles. El documento está disponible en el portal PARES (SNAHN, Casa de Frias), pero su caligrafría no es apta para todos los públicos. Pese a todo, la villa planteó pleito ante el Consejo de Castilla, que falló en su contra en 1571.
El mismo año en que Martin Sanz era alcalde, aparece otro vecino llamado Miguel Sanz, relacionado con el mismo asunto de las alcábalas.
Del mismo apellido, hallo entre mis notas a un Alvar Sanz, labrador, natural y vecino de la villa, que en 1610, contando 61 años de edad, depuso testificalmente en la probanza de hidalguía de Francisco de Brizuela para el hábito de Santiago, y no supo firmar.
Entre 1668 y 1669, un tal Juan de Martin Sanz adquirió numerosas tierras en el término de Berlanga; entre otros a Isabel Romero, Melchor Alcalde, Mateo de Rello, Andres del Fresno, Francisco Alcalde y Catalina de Liceras (marido y mujer), todos vecinos de Berlanga, cuyos contratos notariales conserva el Archivo de los Conde de Salazar. Era, sin duda, un hombre con recursos para costear la cruz, y su apellido compuesto Martin-Sanz, aparece en los censos de Caracena y su tierra desde 1591, en lugares como Pozuelo y La Perera.