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De la parte Berlanga

AGUILERA (1)

AGUILERA (1)

Aunque en Berlanga no queden apenas restos del arte románico, no estamos escasos de muestras de este estilo en los pueblos de la Tierra, y en otros cercanos como Andaluz. Hoy pararemos en Aguilera, pequeño pueblo al pie del cerro del Cabezo grande, de 969 metros, y muy cerca del Duero, donde se dice que hubo algun cenobio templario o sanjuanista, que dada la proximidad pudo tener algo que ver con el de Hortezuela. Decía Madoz que fuera del pueblo, en el sitio que ahora es dehesa, como a doscientos pasos, hubo un convento que por tradición se dice haber pertenecido a los caballeros del Temple, y del cual no se conservan más vestigios que piedras labradas distintamente y con primor, que se extraen cavando el suelo 

Aqui encontraremos la pequeña iglesia romanica de San Martín de Finojosa, que a pesar de las reformas se conserva con bastante pureza,  con una galería porticada, tras la que se guarda una espléndida portada. En el interior hay una pila bautismal de una sola pieza, varias estelas medievales que quizás provengan del citado monasterio templario y otra pieza más que, según Teógenes Ortego, sería un ara celtibérico-romana dedicada a la diosa Epona. Los numerosos sillares con aristas de bocel embutidos en el muro del atrio también pudieron venir de otro templo anterior. Epona es la diosa celta de los caballos, de la fertilidad y de la naturaleza, asociada con el agua, la curación y la muerte, comparable a Cibeles.  Su asociación con la muerte se debe a la antigua creencia de que los caballos guiaban las almas de uno a otro mundo. A veces, también por esta asociación se la representa con una llave, un mapa o un plano, para guiar a los muertos hacia el cielo. Otras aparece como yegua, a veces sentada a lomos de un caballo, de pie en medio de una manada o alimentando a los potros. Epona deriva de Epos, palabra céltica que significa caballo.

En una página sobre heráldica descubro que Sancho IV concedió, en 1290, el señorío de Aguilera, junto a la villa de Berlanga, a Don Gil de Aguilera, que edificó allí un castillo. El mejor sitio para construirlo sería en lo alto del Cabezo, pero alli solo se ven los restos mínimos del aparejo de una atalaya. Tambien en la web local se habla de tumbas talladas en piedra y restos de cerámica ibérica.

 

 

Desde que Berlanga dejó perder su tradición vinícola, Aguilera y Morales son los primeros pueblos del Duero que cultivan viñas. En los dos quedan todavía, aunque de manera muy residual, bodegas subterraneas y lagares con sus aparejos tradicionales. Otros lagares y bodegas se han dejado arruinar.

2 comentarios

Retógenes -

En uno de mis primeros recuerdos aparece una bodega de Aguilera, como un mítico viaje al centro de La Tierra. En la calle hacía mucho calor y al bajar iba descendiendo la temperatura y había cubas y olor a vino. Me pareció y me lo sigue pareciendo: bajar a las entrañas de la tierra y beber su jugo es una experiencia mística.

juancar347 -

Me parece un lugar sumamente fascinante. Creo que tendré que pasarme en un futuro que espero no sea muy lejano. Saludos, amigo