El Tolmo de Cabreriza
La Tierra que cubre la cima no es arcilla sobre las calizas cretácicas, como se tendría que esperar de un cerro profundamente erosionado por todos los agentes climáticos, sino que se encuentra colmatado de tierra fértil revuelta con la cerámica en cuestión y dispuesta en pequeños amontonamientos, distribuidos de forma irregular en la cara W, colmatando la pendiente.
Poblando el silencio
Con la ayuda de la Asociación Tierras Sorianas del Cid hemos encontrado Sotillos de Caracena, situado en la Sierra de Pela, a los pies del Pico Sotillos y cercano a las ruinas de Tiermes. Es un lugar sorprendente y grandioso cuyo paisaje contrasta con el desmoronamiento que produce el abandono. Por los muros sin ventanas llegarán imágenes de los tiempos pasados y las piedras susurrarán palabras y murmullos de recuerdos. Os invitamos a disfrutar de todo ello paseando por el pueblo a partir de las 8 de la tarde.
Hay varios pueblos que todavía conservan gente y mucha belleza en sus contornos. Los interesandos en acudir, pueden hacer cualquier clase de consultas en el correo: aclosabedules@yahoo.es
Sonando como una orquesta
Del resultado de las elecciones municipales celebradas el pasado 22 de mayo, con el debido respeto y consideración, hacemos las siguientes reflexiones:
1.- El censo sigue bajando vertiginosamente, una vez rebasada la barrera psicológica de los mil votantes. Esta circunstancia nada partidista debería desencadenar un urgente plan de choque para recuperar población.
2.- La abstención, mayor que en anteriores convocatorias, podría estar hablándonos de desgana o de falta de implicación, sin entrar a valorar el peso específico de los candidatos.
3.- La exigua diferencia de votos entre las dos candidaturas puede considerarse un empate técnico. Solo catorce papeletas han decidido que el noveno concejal fuera adjudicado al Partido popular. Catorce votos pueden representar a un par de familias.
Aquí sí llega Internet
Para ahorrar costes, esta empresa recurre en general a los repetidores de televisión analógica de los ayuntamientos: "La verdad es que nos reciben con los brazos abiertos. A nosotros nos sale más barato y los usuarios se benefician", explica el fundador de Ensinca. El precio por una velocidad de un mega es de 17 euros mensuales, 35 euros por tres megas. "El acceso a Internet es más importante en el ámbito rural", sostiene Radler, "porque puede aliviar la falta de muchos servicios básicos, como por ejemplo ir al banco, que supone para muchos de nuestros clientes un desplazamiento de más de 20 kilómetros, o comprar un periódico, que a veces supone incluso un viaje más largo".
Denominación de origen
La senda del Torete, y van tres.
El azucarero Vellosa
Gentilicios de la parte Berlanga
- ABANCO, abanqueños, cuculillos
- AGUILERA, aguilareños, ajeros
- ALALO, alalonenses, hueveros
- ANDALUZ, andalucinos
- ARENILLAS, arenillenses, lerines
- BARCONES, barconenses
- BAYUBAS DE ABAJO, gayubeses, terrucos, pizorreros
- BAYUBAS DE ARRIBA, gayubeses
- BERLANGA, berlangueses, valeranicenses, ajeros, cebolleras
- BORDECOREX,bordecorejenses
- BRIAS, briaseños, cortesanos, zaragozanos
- CABRERIZA, ?
- CALTOJAR, caltojareños, alforjeros
- CASILLAS DE BERLANGA, casillanos
- CENTENERA DE ANDALUZ, centeneranos, zanahorios
- FUENTELARBOL, fuentelarboleños, mulleros
- FUENTEPINILLA, fuentepinillenses, coscurros
- FUENTETOVAR, tovareños
- HORTEZUELA, hortezuelanos
- LUMIAS, lumiasenses, zorros
- MORALES, moraleños, gatos
- OSONA, osonenses, rabiblancos
- PAONES, paonenses
- REBOLLO DE DUERO, rebollenses, belitres
- RELLO, ?
- LA RIBA DE ESCALOTE, ribenses
- LA SECA, secanos
- TAJUECO, tajuequeños
- TORREANDALUZ, torreandalucenses
- VALDERRODILLA, valderrodillanos, cortezones
- VALDERRUEDA, valderruedenses, grillos
- LA VENTOSA DE FUENTEPINILLA, ventosanos, ventoseños
- VELAMAZAN, velamazanenses, churriegos
Viernes de carnaval
En una fecha tan señalada como esta, festiva y dicharrachera, a pesar de los embates mortales que viene recibiendo el espíritu del carnaval en los últimos tiempos, este blog localista pero universal ha logrado ser el primer blog soriano que alcanza las 100.000 visitas, sin haber salido en España Directo, ni en El Hormiguero.
Tomamos la coincidencia con tan lustrosa página del calendario como un aviso de no perder nunca los buenos humores, el espíritu rebelde y subversivo que llevamos a gala cuando nos lo permiten nuestras obligaciones familiares y laborales, el reloj y otras sacrosantas y castradoras vicisitudes de todo ser humano. El carnaval, es tambien, como dijo algún clásico, la violación solemne de toda prohibición, asi que algún día quizás hagamos alguna entrada hablando del futbol regional, de una moderna colección de maquetas o de alguna que otra autocomplacencia.
Tras unos inicios titubeantes, encontramos pronto el rumbo deseado, y en esas primeras singladuras por este proceloso mar, nos escoltaron con verdadera maestría los amigos de Tiermes y de Caltojar, que naufragaron hace ya algún tiempo, y tambien otros dos que no fueron menos importantes: Diario de un burgense y Soria, se hace camino al andar, que afortunadamente siguen a nuestro lado. En aquellos principios eramos pocos los que surcábamos los mares de la red, y se notaba, al menos desde aqui, cierta cercanía y camaradería, que ahora con tanta maraña de espuma no distinguimos con tanta claridad. Se han sumado, eso si, plumas de mucha calidad, como las del Hermano Soros, el polifacético Angel Almazán, o el mismo Agapito Lima. Con todos ellos mantenemos buenas relaciones, como manda el código del buen bloguero, con los que dignifican y dan brillo al espacio común.
Ayer mismo nos mandaba Axinio, explorador de guardia de este blog, su última colaboración desde los Altos de Barahona. El y algunos otros colaboradores ocasionales también son participes del reconocimiento que supone para esta humilde página haber alcanzado ese listón de los cien mil visitantes. Aunque hablemos de listón, no será esta cifra ninguna barrera, tampoco un punto de partida. Seguimos siendo conscientes del abandono que sufre nuestra comarca, de todo lo que hay que ir arreglando, y de que todo eso, ya no hay manera de hacerlo solos porque la pirámide de población ya no tiene tanta energía como antes. Seguimos siendo conscientes de que en muchas ocasiones no solo no recibimos la necesaria ayuda institucional, sino que las instituciones claramente nos marginan. La modestia no nos permite convertirnos en faro, pero si todos ustedes siguen viniendo por aqui, seremos una pequeña luz en la oscuridad.
Jueves lardero
المغرب أعمال الشغب
لقد سقط الطغاة من مصر وتونس ، ويبدو أن سقوط القذافي. وسيكون من رغبتنا في أن تندرج أيضا من دون إراقة قطرة دم من طغاة ، المغرب اليمن والجزائر والبحرين وبعد قائمة طويلة من جميع الطغاة الذين لديهم حسابات بملايين الدولارات في سويسرا.
(Foto: Caltojar desde lo que queda de la Ojaraca)
Y tu, ¿qué sientes?
El Trabuco
El mito del Coco, tan antiguo como el mundo, ha sufrido en la provincia de Soria -en algunos pueblos especialmente enclavados a lo largo de la linea ferroviaria de Ariza a Valladolid- una transformación notable.
Las madres no pretenden ya atemorizar a sus hijos con la fantasía antiquísima. ahora les basta con decir:
_¡Que viene el Trabuco!
Por rebelde que sea el chiquillo, la mágica palabra lo aquieta y convierte en dócil, hasta que olvidado del nombre temible, una nueva diablura lo vuelve a recordar.
A los pequeños indómitos, díscolos, traviesos, les dicen los convecinos:
_¡Eres más malo que el Trabuco!
Y este nombre, repetido una vez y otra y cientos de ellas, se agiganta, y con el crecimiento del apodo, aumenta la leyenda, se multiplican los hechos y se hace novelesco y popular el relato de las hazañas del bandido.
Porque en la provincia de Soria hizo su aparición hace unos años un auténtico malhechor, que vivía entre riscos, que hacía apariciones periódicas en los pueblos, robaba y volvía a sus dominios con el producto de su excursión.
Hemos querido conocer la vida y milagros, los hechos delictivos y las excursiones de el Trabuco, y un comerciante prestigioso de Berlanga de Duero, Don Angel Alfonso, protector desinteresado de la familia del malhechor nos ha hecho un detenido relato que ofrecemos a nuestros lectores
DE ENRIQUE GARCIA HERNANDO A EL TRABUCO
Hasta hace una decena de años -comienza el Señor Alfonso-, había en Berlanga de Duero un hombre fuerte, robusto, honrado, servicial, que figuraba en primer lugar entre todos los trabajadores. Se llamaba este hombre Enrique García Hernando, y era el primero en iniciar la jornada, el ultimo en acabarla y el que menos tiempo perdía en los descansos durante el día.
Sobrio en el comer y en el beber, jamás tuvo una pèndencia ni un disgusto. Era padre de seis hijos y su hogar podía calificarse como de los más felices. Había casado Enrique con una buena moza, guapa de entre las más guapas, garrida, trabajadora e hija de una viuda con el patrimonio saneado.
La señora Martina, la Polla, estaba encantada con el hombre que había correspondido a su hija y la hacía feliz. Aquellos seis nietos eran para la abuela el complemento de sus venturas. Enrique García, con su trabajo incesante, incansable, acrecentaba el patrimonio, las tierras eran fértiles y la recolección, cada vez más abundante, merced a los esfuerzos del mozo fuerte, convertido en cabeza de familia.
Los convecinos de Enrique no tenían palabras más que para elogiarlo, y quizás mas de uno envidiaba aquella fortaleza, aquella disposición para el trabajo, aquel afán de prosperar que hacían sobresalir entre todos a Enrique García Hernando.
DE TRABAJADOR INCANSABLE A BANDIDO
Un día, prosigue nuestro interlocutor, hace de esto ocho o nueve años, se vio entrar en la taberna, cosa insospechada en él, a Enrique. Sin duda lo convencieron a fin de proponerle un negocio. A partir de aquel momento abandonó el mozo fuerte la azada y el arado y se dedicó a negociar en patata temprana. Frecuentaba la taberna con sus compinches y se alejaba cada vez más de la faena, influenciado sin duad por los primeros éxitos del negocio. Bebía con abundancia y se iniciaron los disgustos en el hogar, hasta entonces dichoso.
La señora Martina, la Polla, afeaba a su hijo político aquella conducta y más de una vez surgieron altercados violentos que quebraron de manera imposible ya de corregir, la paz doméstica. Poco después surgía el bandido. Sin que se conozcan las causas ni al parecer le impulsase nadie a ello. Enrique García Hernando, el Trabuco, se lanzó al monte y comenzó sus fechorías.
-¿Cual fue la primera de ellas? - interrogamos
-Un caso original en la historia del bandolerismo. El Trabuco cometió su primer delito robándose a si mismo. Una noche, que sin duda había bebido más de la cuenta, llegó a su casa, se apoderó de un jamón y de un garafón de vino y desapareció.
-¿No volvió a presentarse más en Berlanga?
-De día no fue visto. Sin duda sus andanzas eran nocturnas, dedicadas a proporcionarse pan y vino. Se cometían pequeños robos de esta clase de alimentos y comenzó a sonar el nombre de el Trabuco como supuesto autor de ellos.
-¿Lo detuvieron pronto?
-Si. Comenzaron las actuaciones de la Guardia civil, que consiguió detenerlo, y fue conducido a la cárcel de Almazán, por vez primera. Lo condenaron a dos o tres meses de cárcel, y cuando salió reanudó su vida de bandolero.
-¿Qué fue de la familia de el Trabuco?
-Continuó con la abuela y se fueron casando las hijas mayores. Dos lo están ya, una de ellas en Barcelona. Uno de los hijos trabaja en casa y lo tenemos muy considerado por su honradez y simpatía. Otro hijo está en Almazán, y las hermanas pequeñas o con la abuela, durante el invierno, o con las hermanas casadas.
POR NO MATAR A LA ABUELA
Cuantas veces ha sido detenido el Trabuco, ha hecho la misma declaración.
-¿Por qué llevas esta vida -le han preguntado. Y el invariablemente responde:
-Por no matar a la abuela.
Entretando, la abuela, Martina, la Polla, acogió a sus nietos y enterró a su hija, victima de los sufrimientos. La fantasía popular se desborda cuando tiene por tema al bandido soriano.
-Una vez - oimos decira a una moza en la fuente de los cuatro caños de Berlanga- salió al camino con una escopeta y un cuchillo y quiso matar a dos hombres.
-Pues otro día -afirma otra- asaltó una casa de Aguilera, y la dueña recibió un susto que murió poco después.
-¿Y cuando robó en la iglesia de Recuerda? -exclama otra
-A mi me han dicho que cuando está suelto, viene a dormir sobre la sepultura de su mujer, al cementerio, asegura otra moza, mientras el cántaro se llena.
¡MATAME YA DE UNA VEZ!
Parece, según nos dice persona merecedora de crédito, que al ser detenido el Trabuco por última vez, hace poco más de mes y medio, fue conducido por la Guardia civil a la cárcel de Berlanga. Allí lo visitó Quirico, su hijo mayor, que le afeó la conducta, diciéndole:
-¡Nos está usted deshonrando! lo que debíamos hacer sus hijos era matarlo y así acabábamos con esta vergüenza.
A cuyas palabras respondió cabizbajo y apesadumbrado el famoso bandido
-!Tienes razón, hijo: mátame ya de una vez y descansaremos todos!
Pero Quirico, que es hijo cariñoso, que padece la vergüenza de ser hijo del hombre tan temido, se lamenta:
-¡Al fin y al cabo, es mi padre!
MARIO ALEGRIA. Revista CRÓNICA. Año VII. Número 302. 25 de agosto de 1935.
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En el próximo número: LAS ULTIMAS FECHORIAS COMETIDAS POR "EL TRABUCO"
El robo de hornamentos de la iglesia en Recuerda / Ingenuidad de malhechor / Siente predilección el bandido por las ovejas y las bodegas de vino / Por qué y cómo fue detenido el Trabuco / Tres años en la cárcel de Burgos.
Axenia
Los Arévacos. Narciso Sentenach. Revista de Archivos, bibliotecas y museos. 1914
Preguntas
Repoblar por repoblar
Apuntes de viaje
La provincia de Soria.- Desde el Puente Ullán a Paredes
Patria de los antiguos Arévacos, que acaudillados por Sartorio y Perpena, después de titánica lucha, prefirieron la muerte al yugo de Pompeyo; repoblada en los comienzos de la era cristiana y de nuevo arrasada a fines del siglo X por las feroces huestes de Almanzor, a su vez derrotadas en las fragosas sierras de Calatañazor por los Reyes de Aragón y Navarra unidos al esforzado Conde de Castilla Garci Fernández, fue por fin reparada por D. Alfonso I el Magno, según nos refiere el Silense, si bien tuvo que sustraerla del poder de los moros D. Alfonso VI cuando preparó la conquista de Toledo en 1085.
Y en verdad que al evocar recuerdos que duermen hace siglos entre el polvo de los archivos, no tratamos de hacer más sensible la decadencia de la región que nos ocupa, sino antes bien llamar la atención del Gobierno, de la Academia de Bellas Artes y de los hombres de letras, codiciosos de abrillantar las glorias nacionales, haciendo constar el injusto abandono en que se la tiene desde que la abandonaron los Condestables al subir al trono Felipe V, que los llevó a su corte, y la culpable indiferencia con que se la mira.
Ni un ferrocarril atraviesa aun sus extensas llanuras, ni una derivación del Duero riega sus estériles vegas, ni un alto horno anuncia con su penacho de humo, que allí sea conocida la industria moderna, ni ley alguna acuda en auxilio de aquellas magníficas cabañas, que amparadas por La Mesta y pudiendo trashumar con facilidad de norte a sur de la península, producían las lanas más finas y más buscadas del mundo; ni la ciencia ni la maquinaria, ni el capital se unen para favorecer su esquilmado suelo y su empobrecida agricultura.
De aquí que solo se encuentren en general miserables aldeas con adobes construidas, de casas desniveladas, de calles sucias, de abrevaderos obstruidos, de fuentes derruidas, de templos agrietados, de aportilladas escuelas; de aquí que solo se vean campos apenas roturados, porque la mano del labrador es demasiado débil para acariciarlos, vergonzosamente engalanados de pálidos centenos y de poco productivos morcachos, cuando ningún suelo es menos susceptible de grandes transformaciones que el silicio.
Si de las cosas pasamos a las personas y semovientes, aun es más dolorosa la impresión que se recibe: trajes pardos como el suelo, como las casas, como los rostros ennegrecidos por el sol y los vientos; trajes en veinte puntos recosidos y desgarrados en otros veinte, pechos desnudos que azota el cierzo con sus alas de nieve; cabezas venerables siempre descubiertas; miradas tristes, pálidos avios que no sonríen mas que en los primeros años de la juventud; mujeres que se engalanan con un pañuelo de algodón; niños que se abrigan con los harapos de sus madres, pies que deshacen el hielo de los aminos, calzados con pieles sin curtir; rostros demacrados, en fin, sobre los cuales se leen estas desconsoladoras palabras: hambre, ignorancia, resignación y miseria.
Creen en Dios, practican la caridad, pues por pobre que sea el que tiene una casa, socorre siempre al mendigo errante que llama a la puerta, cuando no con pan del que tal vez carece, con una legumbre de su cosecha; pero no creen en los hombres; desconfían de los gobiernos; se ríen de los que les piden su voto, y en todas sus conversaciones se nota el fatalismo mas desconsolador.
Cuanto a su alimentación, es tan sobria, tan deficiente, que apenas se concibe que con ella puedan vivir. Pan duro de trigo mezclado con centeno, algunas legumbres preparadas con una lágrima de aceite, algunas veces tasajo de reses muertas de enfermedades infecciosas y ahumado en la chimenea; alimentación que revela una de las primeras causas de la decadencia de nuestra raza, así como el origen de terribles enfermedades, que fácilmente podrían evitarse y que, sin embargo, disminuyen de día en día la densidad de nuestra población.
Honradísimos todos, pagan sin murmurar los diferentes impuestos que los abruman; entregan sin proferir una queja el contingente de soldados que les corresponde; acatan las leyes, obedecen a las autoridades, practican sus deberes religiosos como en los primeros siglos, respetan al cura de su aldea y parten a remotos países con la frente serena y la conciencia tranquila. Y a fe que esta es su última esperanza, porque al otro lado de los mares están sus hermanos enriquecidos en el comercio de Veracruz, del Uruguay, de Venezuela, de Honduras y del Ecuador.
Además de los males hondísimos que producen este estado anémico y desconsolador, males que pronto describiremos para poder indicar los medios más prácticos y mas sencillos que convendría emplear para curarlos y conducir aquel país a un grado de relativa prosperidad, nos parece que contribuyen a su aniquilamiento lo poco conocidas que son de los hombres de gobierno las ultimas capas sociales, y mas aun el modo de ser de nuestra aldeas, sumidas hoy, como ayer en la mas crasa ignorancia.
Nuestros labradores sufren en silencio, pagan sin protesta, o si alguna vez se quejan es donde su voz no tiene resonancia alguna. Cuanto a escribir… ¿Qué saben ellos lo que es la prensa, lo que es el libro? ¿Quién se lo ha enseñado nunca? ¿A qué conferencias han asistido? ¿A que hombres de talento han oído hablar nunca, fuera de alguna reunión electoral, que les molesta, fuera de la Audiencia, que les aterra? Solo entre lágrimas y suspiros contestan al quinto que defiende el orden, la honra, la integridad de aquella patria que olvida a sus ancianos padres, que o bien vegetan sobre un montón de ruinas y de humanas miserias, o bien sucumben de cansancio y de frío en el linde de un camino al ir en busca de aquel regojo de hogaza que en sus pueblos les falta.
Nuestros estudios han sido hechos sobre el terreno, viviendo entre colono y propietarios; de pie sobre el surco o sentados a la sombra de las mieses, sintiendo día por día las palpitaciones del pueblo; escuchando sus cantares, tan melancólicos como sus quejas; y tanto podrían servir estos apuntes a la región de que nos ocupamos como al Gobierno mismo, si en ellos fijase su atención, que tiempo sería de que lo hiciese, si quiere sostener el crédito nacional, que por fuerza ha de resentirse a medida que disminuyen las rentas y que millares de fincas pasan, por insolvencia de sus dueños a manos del Estado.
LA EPOCA, 26 de noviembre de 1887
De Atienza a la feria de Berlanga
En una ocasión, con trece o catorce años,sobre el 1940, marché con el señor Pedro, Pedro Sanz, pariente de mi padre, a la feria de Berlanga, que era el 8 de diciembre. Llevábamos dos vacas y un macho romo, hijo de caballo y burra. De Atienza salimos de mañana, con mal tiempo, pues estaba prácticamente nevando. Paramos a descansar en Arenillas en el que, por ver si cambiaba el tiempo, aprovechamos para almorzar. Pero en lugar de que las nubes se alejasen comenzó a nevar con mayor intensidad. Nos detuvimos a comer en casa de unos amigos del tío Pedro, y tras la comida y secar las ropas regresamos al camino.